18.5.14

Sunset.

Sintió su presencia. ¿Y cómo lo podía saber? Simple. Notó como el viento soplaba para navegar por las olas de lo que un día fueron los cabellos de su esposa. Los pájaros enmudecieron al unísono y se hizo una paz celestial. Él solo era capaz de mirar al horizonte y ver aquel atardecer que nunca fue lo mismo sin ella. De repente, se oye un ruido semejante al de unos piececitos hacerse paso entre la hierba. Mike se giró y ció a su hija Lisa, tan guapa como solía serlo su madre. Parecía que el Sol se hubiese puesto en el perfecto ángulo para destacar los rasgos más bonitos de su delicada carita.
- ¿Papá? - dijo la niña insegura.
- Mi dulce niñita... ¿Has visto que espléndida puesta de Sol? - dijo él.
- Sí, realmente espectacular, papá - respondió.
- Ven aquí, quiero contarte una cosa.
Ella se dirigió hacia él con la pelota debajo del brazo, la cual no había soltado desde que llegó.
- Mi Lisa... Quiero confesarte que, sinceramente, no sé si estoy siendo el padre que debería de ser.
- Pero, papá... - intento decir.
- No, Lisa - le interrumpió -. Déjame hablar. Quiero que sepas que lo he hecho lo mejor que sé, que de los errores se aprende, que quise darte los mismos principios que tenía tu madre... Y es que, cuando te miro, Lisa... La veo a ella. Has tenido la suerte de conocerla aunque muchas veces maldigas al cáncer que nos la arrebató. Que yo también lo hago, no te juzgo. Pero gracias a eso, gracias al pasado, hoy en día somos así. Y con esto quiero decirte que cuando hagas las cosas mal y queden en el pasado... ¡que no tengas miedo! Es más, debes enfrentarte a ese miedo, vencerlo y aprender de tu pasado y de tus errores. Te lo digo por experiencia, cielo.
En ese momento Lisa y su padre se fundieron en un gran abrazo. Porque a veces esos abrazos que parece que te vayan a partir, lo único que hacen es unir los pedacitos de ti que andan sueltos.



7.5.14

(r)evoluciones.

Estoy inmune a todos. Una vez que dejas de sentir lo eres. A muchas personas no sentir les hace estar vacías y esa misma sensación les invade de tristeza y por lo tanto, acaban sintiendo algo. O también hay ese tipo de personas que no sentir nada les duele, que eso significa que también, por cosas de la vida, acaban sintiendo algo. 
Yo no siento nada y eso me hace estar contenta que no es lo mismo que feliz, pero es algo. No tengo en cuenta los sentimientos de los demás, quizá solo un poco, los de los pocos amigos de verdad que me quedan y que se que siempre estarán. No tengo en cuenta ni los míos, he decidido no tener. Y eso que yo era un tanto sensible pero se que cuando quiero, puedo cambiar ese aspecto de mi. En verdad, soy muy manipuladora y observadora. Se como debo de actuar en cada momento para salir impune al daño y se que debo hacer para formar el desastre más bonito que vieron tus ojos cuando me fui. Y podría haberlo sido muchas veces, pero de tan buena tonta y aquí estoy, ¿ves? Paso. 
Paso de todo y paso página. Los capítulos van cambiando, como yo. Y cambiar no es malo así que cuando la gente me repite que he cambiado, precisamente no me lo tomo como un insulto. Para mi es un halago. Que cambiar es (r)evolucionar, señores. Y aquí es reinventarse o morir y quién quiere morir estando vivo, ¿eh? Porque yo esa sensación la he tenido durante años y estoy cansada. Muy cansada. De que todo tenga un final y de que yo, que soy la que suele sentir más, acabe por los suelos. Que de suelos a sueños, va un puta pero importante letra, joder. Que hoy estás arriba y al día siguiente te has dado la hostia de tu vida
Y, ¿qué que puedes hacer, dices? Hacer... Y me lo dices tú. Que no quiere perder a la gente pero en cambio no hace nada para conservarlas. ¿Y si pruebas en valorarlas y tratarlas como se merecen? Me lo dices tú que miras por ti siempre y nunca por los demás, que tienes de valiente lo que los soñadores tienen de miedo y eso resulta ser nulo, que piensas que aquí lo que no tenga un beneficio económico no merece la pena, que le echas más orgullo que cojones, tío...

Olvida todo lo que te he dicho y sigue fingiendo ser la estúpida persona feliz e ignorante que eras, me has dejado claro que las 

(r)evoluciones

no te gustan.








Qué más da...

Nunca estamos listos para lo que la vida nos trae. Llevo unos días, no sé muy bien porqué, llorando como una niña pequeña… Siento que todo ...